Joan Miró
logra su primera exposición en solitario
desde el dieciséis de febrero de 1918
hasta el tres de marzo del mismo año, la misma se produjo en las Galerías Dalmau en Barcelona, durante
su presentación se mostraron 64 cuadros
referentes a paisajismo, naturaleza
muerta y retratos.
Dichas
tendencias se basaron principalmente en los movimientos artísticos como el fauvismo, caracterizado por el
empleo del color puro, el postimpresionismo
y el cubismo.
Dentro
de las pinturas que captaron mayor curiosidad fue la titulada Nord-Sud, obra
marcada por la unión de varias técnicas, como la de Cézanne, mediante inscripciones, y las pinturas referentes al
cubismo de Juan Gris o Pablo Picasso,
otra muestra de la tendencia cubista está plasmada en los retratos como el de V.
Nubiola, donde también realiza trazos con el color fauve. Durante este año también realizo una exposición en el
Círculo Artístico Sant Lluc con sus compañeros del grupo de arte.
En la época veraniega Joan Miró se trasladó a Montroig, decidiendo
abandonar los colores fuertes y las
formas rígidas que realizaba en sus obras hasta el momento, y decide
cambiarlos por figuras con más
detalles.
El
propio Joan Miró declaró mediante una postal enviada el 16 de julio de 1918 a
su compatriota Ricart, que no
quería tener más relación con lo simple y abstracto, por lo que
le llamaba más el interés en lo minucioso del dibujo de naturaleza, en cada detalle de los árboles,
hojas, ramas, hierbas y tejas, sin embargo aclara que estas pinturas no
necesariamente tenían que ir separadas del cubismo o el fovismo; por lo que
se propuso a trabajar arduamente en las telas para lograr el mejor
acabado posible.
Durante
esta época realiza pinturas de paisajes realizados de manera cuidadosa, ejecutando
cada trazo y forma individualmente, tomando cada vez más importancia
el orden de los signos e iconos, por ejemplo en su obra En viñas y olivos de Montroig, se pueden distinguir cada
raíz de los árboles individualmente al conectarse con la tierra.
En
1920 viaja a París por primera vez, donde se establece. En la capital francesa
se instala en un taller ubicado en la calle Blomet, cuyo propietario era el
escultor Pablo Gargallo con quien
llegó al acuerdo de usarlo los inviernos, temporada en que Gargallo no hacía
uso del mismo.
El
29 de abril de 1921 realiza una exposición en la Galería La Licorne, la cual
fue organizada por el galerista Dalmau, obtuvo críticas positivas sopesando el
hecho que no vendió ninguna obra. En Montparnasse conoció a icónicas figuras
del arte como André Masson, mediante
las reuniones que se daban lugar dentro de la sociedad artística, en donde
también participaba Pablo Picasso
quién ya en 1919 le había comprado el cuadro de Atorretrato y la Bailarina en 1921.
La estructura de sus pinturas
tenían como eje principal los fondos lisos y
neutros, sobre los cuales se plasman rasgos dentro de
la escala de colores vivaces, esencialmente
el azul, rojo, amarillo verde y negro, en
las mismas se distinguen siluetas con forma indefinida que resaltan mediante la utilización de rectas,
líneas punteadas, plumas y espirales.
Más tarde demostraría la
belleza de lo simple, en donde de manera fluida dibuja puntos y líneas, que
incluyen estallidos coloridos.
En 1940 luego de
haber iniciado la Segunda Guerra Mundial regresó a España, a pesar de ser
partidario del movimiento republicano.
Incursiona en otras disciplinas del arte como lo es la impresión de dibujos, texto o fotografías en piedras o planchas metálicas
y los grabados, dedicándose a estas expresiones fundamentalmente en la
década de los cincuenta. Además
pintó acuarelas, collages, esculturas,
escenografías teatrales y diseño de tapices.
Joan
Miró también se destacó por la realización de esculturas en cerámicas, que se convirtieron en obras
de gran relevancia, del mismo modo que sus pintorescas pinturas, destacándose
los colosos murales de La pared de la Luna y La
pared del Sol, ejecutado durante dos años a partir de 1957,
destinados a la sede de la UNESCO en París y el mural que realizó en el Palacio
de Congreso y Exposiciones de Madrid.
Como
demostración de la magnificencia de sus obras se apertura en 1957 la fundación Miró de Barcelona, el
cual se convierte en un centro cultural que tiene como objetivo principal difundir las nuevas tendencias del arte
contemporáneo.
Gracias a su trabajo artístico, Miró ha obtenido importantes
premiaciones dentro de las cuales destacan: el premio Guggenheim, le fue conferido el título de caballero de la
Legión de Honor de Francia, además de recibir el doctor honoris causa de la
Universidad de Harvard, fue galardonado en 1980 con la Medalla de Oro de las Bellas Artes de España, entregada por Juan
Carlos I.
El
artista Joan Miró muere el 25 de
diciembre de 1983 en Palma Mallorca a sus 90 años, por causa de
insuficiencia cardiaca.
Constelaciones.
La bailarina
Interiores holandeses de Joan Miró
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