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jueves, 12 de abril de 2018

Giorgo de Chirico.


La pintura metafísica es un movimiento artístico italiano que nace en 1916 de un encuentro casual de Giorgio de Chirico con Carlo Carrà en el Hospital Militar de Ferrara. La ciudad, con el Castello Estense y sus calles silenciosas, fascina a los dos artistas y les inspira las atmósferas oníricas de sus obras. Otros pintores vinculados a este movimiento son Alberto Savinio, Filippo de Pisis y Giorgio Morandi hasta su disolución hacia 1921, cuando se estaban desarrollando las nuevas tendencias de Valori Plastici. El origen y las motivaciones del movimiento son distintas en
cada uno de sus representantes. Para De Chirico, griego de nacimiento, de padres italianos y de formación alemana, son elementos importantes a la vez de la cultura nórdica extra-pictórica (Nietzsche, Schopenhauer, y Weininger) y de cultura pictórica clásica y visionaria.

Giorgio de Chirico.Un mundo onírico.


Elementos que caracterizan la pintura metafísica de Giorgio de Chirico.
Plazas solitarias donde el tiempo parece haberse detenido.
Perspectivas con numerosos puntos de fuga.
Relojes enigmáticos.
Estatuas bañadas por la luz y misteriosos maniquíes formados con herramientas de carpintero.
*El maniquí hace su aparición en la pintura de Giorgio de Chirico: según él, la idea se le ocurrió a causa de un personaje, el “hombre sin rostro”, de una pieza de teatro de su hermano, Alberto Savinio. Construcción emblemática del hombre-autómata contemporáneo, tal como aparece en las “Musas inquietantes” de 1916, «El gran metafísico» y «Héctor y Andrómaca» (1917), el maniquí ofrece, desde el punto de vista de la composición, una gama interesante de recursos plásticos.
Fragmentos de estatuas clásicas.
Referencias filosóficas y literarias de su Grecia natal y del simbolismo de la escuela alemana.
Perspectiva metafísica unageometría de lo absurdo donde las sombras no coinciden con la teoría de las sombras”. Se puede encontrar la noción de perspectiva metafísica en los cuadros “Villas romanas” de 1922, donde se evidencia el gusto del artista por la arqueología.

En París, en 1911, Giorgio de Chirico entabló amistad con Paul Valery y Guillaume Apollinaire, pero no se une ni al cubismo ni a ninguna de las vanguardias. Busca su propio lenguaje de manera autónoma, uniendo elementos de orígenes diversos que representan sus visiones oníricas como expresión del tiempo que pasa. En los cuadros realizados a partir de 1912 («La estatua se ha movido», «El enigma de la hora», «La gran torre»), define el espacio con elementos arquitecturales que aparecen claramente como bastidores en perspectiva, vacíos e inhabitables.

La torre roja, 1913, Giorgio de Chirico, (Venecia, Colección Peggy Guggenheim). Expuesta en París en el Salón de otoño de 1913, esta composición tiene una estructura multicéntrica, marcada por las líneas divergentes sobre las cuales se alinean los arcos que cierran la plaza donde se eleva un monumento ecuestre y una torre circular.
Los cuadros sin perspectiva como los “Interiores metafísicos” están poblados de objetos descritos con un rigor minucioso: objetos corrientes ubicados en un contexto espacio-temporal que le es ajeno.
Canto de amor, 1914, Giorgio de Chirico, (Nueva York, Museum of Modern Art). Esta pintura, inspirada en una poesía de Guillaume Apollinaire, fue realizada algunos años antes del comienzo oficial de la corriente metafísica: De Chirico utilizaba ya encuentros imposibles entre objetos diversos, como el molde de la cabeza del Apolo del Belvedere y un guante de caucho. El tren que aparece a la izquierda del cuadro es un homenaje a su padre, ingeniero ferroviario.

De Chirico participó en la primera exposición surrealista que tuvo lugar en París en 1925, pero romperá definitivamente con los artistas de este movimiento en 1928. Más tarde, después de haber desautorizado ciertas obras suyas, continuará su búsqueda, uniendo conocimiento técnico y respeto a la tradición, así como el rechazo del arte contemporáneo. Su periodo más interesante será indiscutiblemente el periodo metafísico, que abre una nueva vía a la investigación pese a que influyó en ciertos aspectos, en los surrealistas (Magritte, Tanguy, Ernst, Dalí).

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